La tasa de sustitución es el porcentaje que supone la pensión de jubilación sobre el último sueldo percibido en la etapa laboral. Si sólo nos referimos a pensión pública, entonces estaremos hablando de la tasa de sustitución pública. Por ejemplo, si el último salario de un trabajador fue de 1.000 euros y le corresponde una pensión de 700 euros, la tasa de sustitución sería del 70%.
En España, la tasa de sustitución pública es una de las más altas de la OCDE, lo que presiona al sistema de Seguridad Social y hace necesario la búsqueda de soluciones para asegurar su sostenibilidad a medio y largo plazo. La tasa en España se situó en el 81,9% en el año 2013, según los datos de la Comisión Europea, frente a la media de los países de la OCDE, que está en el 40,6%.
Muchos países como EEUU, Reino Unido, Alemania, Suecia, Suiza, Japón, Australia, Nueva Zelanda o Canadá están por debajo de dicha media, pero consiguen incrementarla sustancialmente gracias a los estímulos a las aportaciones a sistemas complementarios privados basados en Planes de Pensiones, lo que permite aliviar la presión sobre las finanzas públicas.
La Comisión Europea prevé que la tasa de sustitución pública disminuirá progresivamente hasta el 49,7% en el año 2060. De este modo, la pensión pública media caería de los 1.000 euros (2013) a los 600 euros, lo que representa una reducción de la pensión de un 39,3%, mientras que la pensión máxima pasaría de los 2.500 euros a los 1.500.